miércoles, 23 de junio de 2010

CELEBRANDO EL NUEVO LIBRO EL BANQUETE DE LA DISCORDIA



Los compiladores: Daniela Flores, Josué Bermúdez Olivos, Alberto Vargas Iturbe, Javier Serrato y Sergio García Díaz se dieron a la tarea de reunir 29 autores cuyas historias conforman un libro de cuentos y relatos que Ignacio Trejo Fuentes (1955), ensayista, novelista, cronista, cuentista, pero sobre todo un lector avezado, prologa así:

El Banquete de la discordia:

"los autores se sostienen en los asuntos de provincia, las experiencias citadinas, lo sobrenatural y lo terrorífico, la ciencia ficción, el erotismo, aun en la pornografía y lo escatológico; una presencia abrumadora es la muerte, y por eso es difícil hallar historias edulcoradas, light…conforman una galería que puede provocar en los lectores cualquier cosa, menos indiferencia…"

jueves, 8 de abril de 2010

Una más del "pornócrata" mayor

Josué Bermúdez, de izquierda a derecha, Daniela Flores, José Francisco Conde Ortega y Rodrigo Martínez.


Gaceta de la Facultad de Ciencias Política y Sociales

Una más del "pornócrata" mayor

Gerardo Hinojosa Andrade
Alberto Vargas Iturbe, mejor conocido en el ámbito de la poesía como “el pornócrata mayor”, llenó de sonrisas y carcajadas la presentación del libro La siembra del verbo. El residente de Ciudad Netzahualcóyotl deleitó a la audiencia con la lectura de uno de sus poemas, no sin antes advertir ser “bien grosero”.“Ya saben que soy pornográfico”, exclamó el renombrado poeta mexicano, luego de lo cual sus mismos compañeros calificaron su trabajo positivamente con su risa.
Durante la conferencia estuvieron presentes algunos de los coautores de la obra, entre ellos Javier Serrato Vargas, Edson Mateos Alvarado, Adolfo Magaña Flores, Fabián Ávila Alatorre, Miguel Vela Patiño, Sergio García Díaz y Marcos Alberto Bermúdez, de tan sólo 13 años de edad, quienes igual que Vargas Iturbe leyeron al público algunos fragmentos del texto.
La siembra del verbo, antología de poesía mexicana lanzada bajo el sello del Colectivo Entrópico, es una recopilación de poetas cuyos lugares de residencia son Cd. Neza, Toluca y Estado de México en general, afirmó José Francisco Conde Ortega, coautor encargado de la presentación oficial, para quien ésta constituye su tercera obra.
“Más que una antología, este poemario es una muestra, un riesgo auténtico”, señaló por su parte Rodrigo Martínez, narrador y cronista invitado, quien además de hacer hincapié en el afán subliminal y la maduración del contenido de las páginas del libro, destacó la importancia de la poesía, calificándola como “el ejercicio de fuego”.
FOTO, GERARDO HINOJOSA: Presentación de la antología de poesía La siembra del verbo.

lunes, 18 de enero de 2010

Lecturas en Donceles 66 (2009)




6 de julio de 2009
¡Llegó la hora!

Finalmente, la editorial independiente Raíz y Tumba va a presentar nuevo material narrativo, coeditado con el STUNAM, y va a volver con la gustadísima Dulce orquesta de organilleros y tambores, que además ¡tiene portada nueva! Todo esto va a suceder el jueves 9 de julio, o sea, ya casi, en DONCELES 66, a partir de las 19:00 horas. Vamos a estar en la mesa de editoriales independientes junto a los compañeros de Fridaura y Generación Espontánea. Además, van a estar los poetas Alberto Vargas Iturbe, Julio Huertas Huesca, Joel Paredes González, Roberto Romero Aguilar y Srgio García Díaz. Todo esto dentro de la muestra pictórica de Felipe Gaytán, que empezó hace ocho días. En fin: será una noche memorable.
Los esperamos este jueves en Donceles 66 a las 19:00 horas. El flayer está aquí abajo. Paz.

http://raizytumba.blogspot.com/2009/07/llego-la-hora.html

lunes, 11 de enero de 2010

Alberto Vargas Iturbe, el Pornócrata. Biografía por Ana Luisa Calvillo









Fragmento 

Las drogas y el SIDA
  
"...Cuando me dijeron que podía tener SIDA casi me voy a la chingada. Resulta que dejé de tomar refresco y comer mucha tortilla. mo veinticinco kilos. Y ya ves cómo es la gente que empieza a chingar: ay, estás muy flaco ¿no tendrás diabetes? Fui a ver a un doctor porque todo mundo me veía enfermo. Me tocó doctora. Me checó y empezó con el historial clínico; me preguntó con cuántas mujeres me había acostado. Le dije: "No pues con un chingo". ¿Y cuántas son un chingo, cuarenta, cincuenta? "No, como quinientas". Se asustó.
Me nadó a hacer exámenes de laboratorio. "A lo mejor tienes SIDA", me dijo. Quise sonreir, pero la puta mandíbula se me paralizó..."


La prepa popular Cuentos novelados




Fragmento
Ahora Pinta Todo el Pito con tu Lápiz Labial


Después de habernos cambiado a Fresno esquina con Flores Magón, la organización hizo trabajo político en la zona obrera pegada a nuestra escuela. De hecho estábamos en la zona obrera de Santa María la Ribera, ahí había refresqueras. Apuntamos nuestras baterías a una fábrica de aparatos electrodomésticos. En ligero estudio que hicimos nos mostró que el noventa por ciento de trabajadores eran mujeres. Sacamos un manifiesto en donde llamábamos a luchar por la democracia sindical, tumbar a los charros y por aumento de salarios. El día que fuimos a repartirlos, las trabajadoras en su mayoría no lo aceptaban, creo que por miedo a que las reprimieran los jefes. Siempre que salía Bandera roja, íbamos a venderla a la fábrica.

Fue muy difícil hacer contactos ahí. En primera porque tenían miedo al patrón, en segunda porque salían muy rápido, cansadas del trabajo. Una ocasión me di cuenta que algunas mujeres, los días de quincena se iban a tomar cerveza a una fonda que era amplia, ahí convivían. Comencé a ir, guardaba dinero para ir a chupar en la quincena. No invitaba a ninguno de los camaradas porque ya tomados echaban mucho desmadre y había que guardar compostura ya que era un trabajo político. Una vez que llegué estaba hasta la madre de trabajadoras. En una mesa me invitaron a que me sentara con ellas. Pedí comida y una cerveza. Estaba muy a gusto. No hallaba cómo entrar en conversación con ellas. Charlaban sobre varias cosas y reían mucho, ya las veía medio pedonas y se me ocurrió decirles al modo de los borrachos: «pidan otra tanda, yo la pago». «Qué amable» dijo una de pelo lacio que le llegaba a los hombros. Era joven como de dieciocho años. Como un gesto de amistad, puso su mano sobre mi cabeza, preguntando: ¿sí la invitas, manito? Asentí con un movimiento de cabeza. La más grande tendría unos treinta años. Esta en tono amistoso habló así: «Tú eres uno de los comunistas que reparten propaganda a las puertas de la fábrica, ¿verdad?» No lo negué. «¿Sabes?», agregó, «nuestro líder sindical nos ha dicho que no les hagamos caso, ya que son agentes internacionales del comunismo. ¿Qué hay de cierto en esto?» Apuré mi cerveza y pedí otra. «En realidad queremos la igualdad de hombres y mujeres en la tierra. Lo que Marx pensaba es la única teoría liberadora. Creemos que los trabajadores no tan sólo son capaces de liberarse de los ejecutivos de una fábrica y también de los patrones, unidos a los campesinos serían capaces de dirigir Estados Nacionales. Además tienen los mismo intereses que los trabajadores de cualquier país del mundo».

Ella cambió de conversación. Me preguntó: «¿Estudias en la prepa de Fresno? «Sí», contesté. Le dio risa, tomó de su cerveza y agregó: «Dicen que hay muchos guerrilleros». Contesté: «En realidad no sé, como los guerrilleros son clandestinos, no se sabe si hay o no». Cualquier otro hubiera pensado que estas preguntas eran policíacas, pero en realidad era la información con la que contaba la escuela y ellas tenían miedo porque éramos comunistas, le expliqué con mucha calma lo que significaba el comunismo. Serían las nueve de la noche cuando la dueña de la fonda bajó la cortina, más tarde me comentaron que la señora solía hacerlo cuando ellas se reunían a beber y también por los borrachos ya que eran muy latosos. «¿Y porqué a mí no me dijo nada?», le pregunté a la joven de pelo lacio. «Es que tú has guardado compostura»
Cada rato pedíamos rondas y no me preocupaba por la cuenta ya que traía dinero suficiente. Estaba muy tranquilo, pero erotizado porque la obrera de dieciocho años tenía pegada una de sus piernas a una de las mías. Mientras reía de la plática de ciertos chismes y riñas que tenían con otras de sus camaradas, la charla se convirtió en desorden. Luego se puso a platicar conmigo. Le pregunté por qué había muy pocos obreros. Contestó que las mujeres eran más cuidadosas para tratar pequeñas piezas de la rama de la electrónica, los trabajadores son más bruscos. No quise meterme a preguntarles de cuestiones sindicales puesto que lo vi muy apresurado. Hablamos de cosas muy generales para conocernos un poco, me dijo que vivía en la Candelaria de los patos, en una vecindad con su familia, pagaban renta congelada en su viejo departamento. Me preguntó en dónde vivía, le dije que en Santo Domingo en la zona marginada de Coyoacán, evidentemente era un dato falso porque nuestra organización era semiclandestina, luego le propuse que si quería la acompañaba a su casa, desde luego en un taxi. Algunas de sus compañeras se fueron retirando. 

Hasta ese momento se me ocurrió preguntarle su nombre.

–Bueno, yo me llamo Margarita ¿y tú?
–Pedro.
–Estoy encantada de haberte conocido –se levantó y dijo –vámonos ya.
La cuenta estaba pagada. La abracé para que no se fuera de lado. Caminábamos por Nonoalco cuando me comentó que si llegaba a su casa así, iba a tener problemas con su padre, de modo que le propuse ir a un hotel. Le dio risa, «pero si te acabo de conocer, además quiero mucho a mi novio».
–Tómalo como una aventura juvenil.
–De acuerdo –y me dio una leve mordida en el labio inferior.
Abordamos el taxi y nos bajamos en la glorieta de Santa María la Ribera. Ahí nos metimos al primer hotel que encontramos. La dejé en la habitación y salí a buscar una botella. Pronto hallé una ventanilla. Compré una Solera y dejé importe por las botellas de refrescos.
Cuando regresé estaba en ropas menores y se pintaba los labios de un rojo no muy intenso, fue hasta entonces que empecé a contemplar su belleza. Unas piernas con un brillo de lindas, una modelo de dieciocho años del barrio de La Candelaria. Sus senos no eran muy grandes, sus nalgas eran paradas, pero lo que más me erotizó fueron sus labios. El inferior era un poco jaladito hacia la barbilla, el superior no era muy delgado. No tenía colorete en el rostro. Sus pestañas con rimel discretamente maquillado arriba de los párpados. Las cejas negras levemente depiladas. Su piel blanca. Pelo negro natural. Era un verdadero ejemplar. Hacía calor. Me tumbé la ropa y quedé en calzoncillos. Le serví una copa, fumaba y daba ligeros tragos. Tomé de un trago la mía y la empecé a besar.

Terminé de desnudarla, nos echamos un intenso faje, la senté al borde de la cama y le dije:
–Vuélvete a pintar los labios –así lo hizo. Mi miembro estaba completamente parado.
Terminó e iba a dejar el lápiz labial. «¡No lo dejes!», ordené. «Ahora pinta la cabeza de mi pito». «Qué buena onda», dijo. Terminó de pintarla. «Ahora pinta todo el pito». Mientras raspaba el lápiz labial, más se hinchaban las venas. «Ahora aborda la cabeza con los labios». «Nunca lo he hecho, pero me encanta este ritual», me dijo y le dio unos chupetes, se oía como cuando se chupa un caramelo. Le ordené que lamiera todo el miembro. Su lengua caliente chupaba todas las partes de mi miembro. Ya estaba acostado y dormitaba al tiempo que disfrutaba. Ya se había comido todo el bilé. Me despertó porque se me subía de palito encebado. Ese palo se me hizo una eternidad de gozo. Estaba mojado desde el ombligo hasta las nalgas con su flujo y nos quedamos dormidos.

Apología del Burro


Fragmento

 ASALTO CARNAL A MARIELA

Cuando tenía unos veinte años de edad, conocí a una
adolescente de una belleza excepcional. No tenía defectos;
era baja de estatura, carita de ángel, como su fuera obra de
un pintor, me cansé de pedirle la nalga se había ido tres
días con un muchacho y había tenido experiencia sexual,
pero no me hizo caso. Pasaron algunos años y se convirtió
en cabaretera, tuvo como una docena de parejas, yo la veía
poco. No hubo una ocasión de culearmela por algún dinero,
dejé de verla por lo menos quince años. Un día estaba
descansando en el sillón de mi casa cuando tocaron la puerta,
salí a abrir, era Mariela que venía con un familiar mío y un
anciano que no conocía.
– Qué milagro Mariela.
–Pues aquí, mira que chiquito es el mundo.
Seguía estando buena, pero un poco más gordita, se le
notaba el vientre y una lonja de grasa, sus labios los tenía
de mamadora profesional. Mandaron por dos cajas de
modelo al anciano que venía con ellos, no tardó ni diez
minutos en regresar, cargado con su caja de cerveza, la
puso al centro y destapó una para cada quien, la chavala
dijo:
–Salud –y tomó un trago. Todos las seguimos, era
temprano, sería la una de la tarde, pronto sentimos el calor
de la cerveza. Me sorprendió que aguantara tanto, porque
ya íbamos por la segunda caja y ella como la fresca mañana.
Pensé en tomar poco para conducir bien la reunión. Le
pregunté por qué no se había dejado coger de adolescente
y me dijo:
–Un poquito más de insistencia y te las hubiera soltado,
pero todavía hay chance –le dio risa, pero con el que quería
era con mi pariente.
Estaban tomando desaforadamente. Ella le propuso al
viejito que se encuerara y que ella lo haría también. Pinche
abuelo no lo pensó. Me dijo que le pusiera rock and roll, le
puse un blues a toda madre y empezó a danzar al tiempo
que se quitaba la ropa, hasta quedar en cueros, Mariela...